Alejo Urdaneta Fuenmayor, Venezuela, abogado, Universidad Central de Venezuela.Postgrado en París, Universidad de París. Ha destinado su labor de escritor a los géneros literarios.

EL MARXISMO Y OTRAS MITOLOGÍAS

LA CAÍDA DEL MARXISMO Y OTRAS DOCTRINAS

En un breve ensayo acerca de las mitologías: Nostalgia del absoluto, George Steiner piensa que el profundo proceso de secularización de Occidente alejó al cristianismo de su función rectora en la sociedad, y el vacío se llenó con esas construcciones del pensamiento nacidas de la necesidad humana de tener un código de interpretación de la sociedad.
Las razones de Steiner se resumen del siguiente modo:
1.- Una mitología requiere una pretensión de totalidad, una explicación completa del lugar del hombre en el mundo; unas formas fácilmente reconocibles de inicio y desarrollo, a partir de ese momento mágico que les da principio y, finalmente, un lenguaje propio, un idioma característico, con símbolos e imágenes singulares. De ese modo, estas arquitecturas institucionales les han dado a vastas multitudes esa guía que parecía perdida cuando las grandes iglesias cristianas dejaron de imponer sus códigos de comportamiento.

2.- Por ese sendero nació el marxismo (Marx), se hizo del psicoanálisis un culto mágico (Freud), y la antropología filosófica de Levi-Strauss nos llevaron de retorno a nuestros orígenes primitivos, a aquel estado de naturaleza que nuestra soberbia civilizatoria habría abandonado. Esas mitologías envueltas de un racionalismo de apariencia científica, por cierto abrieron caminos y explicaron asuntos hasta entonces no entendidos, pero, en su pretensión de totalidad, extraviaron a quienes las asumieron como verdaderas religiones sustitutivas.

Mitologías -no ideologías o sistemas científicos- que intentaron erigirse en “teo-logías sustitutivas”, en visiones mesiánicas con pretensión de totalidad, aptas para satisfacer el hambre de mitos y de certezas consustancial a la condición humana.
La de Marx nos llevaba a la redención de la igualdad por la destrucción de las clases y el Estado; la de Freud, a encontrar la paz de la conciencia en la introspección profunda; la de Lévi-Strauss, a un retorno al buen salvaje con el que había soñado Rousseau, otro peligroso utopista.

3.- Ellos crearon ese «malestar de la cultura», esa idea de que vivimos un mundo de tal modo injusto que nos lleva, en Marx, a la miseria; en Freud, a la locura, y en Lévi-Strauss, a la destrucción de nuestra verdadera naturaleza. Sus promesas de futuro se han ido cayendo una tras otra. Su visión global no ha resultado cierta. Los humanos hemos seguido adelante, guiados por el impulso creador de la ciencia, llevado a todos los órdenes de nuestra vida. Es verdad que hemos puesto en riesgo el ambiente, que vivimos golpeados por el estrés, que las desigualdades sociales aún nos atormentan, pero también lo es que vivimos más y mejores años que cualquier otra generación del pasado.